Nada mas llegar a Uberaba tuvimos que ir al centro de la ciudad para algunos temas importantes. Si las ciudades son ruidosas, el centro no sé explicarles lo que es. Una tienda al lado de la otra, una con música y publicidad más alto que la de al lado, competiendo así la audiencia. Mientras tanto, coches con publicidad en alto volumen pasean por las calles principales y si no fuera poco, jóvenes también pasean con sus coches muy equipados y con su música del momento en alto sonido. Los clarksons también hacen su propia canción, con sus conductores tan mal educados. Eso porque Uberaba es una ciudad relativamente tranquila. Locura de verdad tiene que ser en el centro de las capitales, o las ciudades del norte, donde la competitividad de sonido es mas intensa. En este dia en el centro de la ciudad, Aitor me miró y dijo: - Cariño, ¿Dónde estoy? Resultado = Nunca más ir al centro de la ciudad.
¡Nunca mas ir al centro! Pero cruzarlo es imposible evitarlo y no bastase el ruido central, algo más nos molestó por una semana: La vecina de al lado tiene una granja en las afueras de la ciudad y compró un gallo en la ciudad para llevarlo alla en el fin de semana. Pero lo compró en un domingo y por desgracia su pequeñito terreno es justo debajo de la habitación donde dormimos. Total que tuvimos que estar una semanita con esta desagradable compañía, que nos despertaba puntualmente a las 4 de la mañana.
Pero la historia no termina ahí. En Brasil es muy típico en datas de celebraciones un homenaje musical. Explico: es tu cumpleaños, entonces alguien que te quiere mucho te hace un homenaje y te manda un coche musical. El coche llega a su casa o en la oficina donde trabaja y con altavoces grandísimos te llaman que salga a la calle. Tu sale y entonces empieza el homenaje. Una música, luego unas palabras bonitas, otra música, después la música de cumpleaños, fuegos artificiales y ya está. Detalle: Toda su vecindad participa del momento pues el sonido del coche llega hasta bien lejos. ¡Horrible!!!! Si me mandan un coche de este, el chico estará toda una tarde "Roberta, por favor, salga a la calle" pues yo no salgo ni para Diós.
Sabado pasado ha sido cumpleaños de mi vecina. Percibimos por la tarde que iba haber celebraciones pues el movimiento de llegada de sillas y meses era grande. La fiesta empiezó sobre las 8 pero sin grande ruidos y Aitor y yo fuimos a dormir sobre las 9.30 de la noche, pues la noche anterior el gallo empezó a cantar a las 3 y no paró mas. Eran las 11.30 de la noche y Aitor, yo y Ainara estábamos en el sueño mas profundo cuando de repente, como si fuera un espetaculo de Madonna en directo, nos despertamos:
Enseguida empezó la música mas ruidosa del momento. Nos despertamos asustados, con el corazón a mil latidos por segundo, con el llanto latiente de Ainara y, principalmente Aitor, sin saber lo que pasaba. Yo enseguida me di cuenta y al mirar los ojos grandes de Aitor que no sabia si llorar o echar a correr, me partí en una risa incontrolable, mientras ese me quería pegar de rabia al verme reír. Para mi fue gracioso verlo así pues él no conocía lo que estaba ocurriendo. Bueno, pero de la risa al llanto, pues este empezó con gelocatil, almax y todas las medicinas de su botiquín de lo malo que se quedo....